La carne de pollo ayuda a mantener la sensación de saciedad y a controlar el apetito.
Es baja en grasas saturadas además de baja en calorías.
Está considerada como una excelente fuente de proteínas de alta calidad, esencial para el crecimiento y la reparación de los tejidos del cuerpo, gracias a sus aminoácidos esenciales, necesarios para el organismo y para mantener entre otros tejidos, los tejidos del cuerpo.
Es rica en vitaminas B3, B6 esencial para la función cerebral y el sistema nervioso y en minerales como el fósforo y selenio. Además de ser una fuente de hierro, importante en la producción de glóbulos rojo, así como para la prevención de la anemia.
En la composición se encuentran cantidades importantes de minerales como el hierro, mencionado anteriormente, el zinc, el magnesio, el selenio, el cobalto, el fosforo, cromo y vitaminas A que ayudan en la formación de huesos, dientes, tejidos blandos, membranas mucosas y en la piel. Esta vitamina también ayuda al sistema ocular y tiene un importante papel en la gestación y en la lactancia.
Otras vitaminas que encontramos son la B1, B12 y riboflavina.